Desde hace más de 20 años, las mejores niñas y niños instrumentistas de México tocan al ritmo de OSIM

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“La música para mí era un pasatiempo que disfrutaba mucho, pero cuando ingresé a la OSIM se convirtió en mi profesión. Ahí mi apreciación por la música cambió; aprendí a ser líder — fui el principal de la sección de trompeta— y tratar de dar lo mejor para sección, después como solista comprendí la importancia que un músico puede tener en la ejecución de una pieza y gracias a esa experiencia me nació el deseo de llegar a ser un concertista”, expresa en cada oportunidad Antonio Villanueva, trompetista nacido en Monterey, Nuevo León, miembro de la primera generación de niñas y niños OSIM, y actual miembro de la Bergische Symphoniker (orquesta sinfónica de Solingen, Alemania).

 

Esta voz rompe la idea de que reunir a más de cien niñas, niños y adolescentes que tocan un instrumento musical en un campamento de verano, a kilómetros de sus hogares y de su familia, es algo aburrido. Sin embargo, desde hace más de 20 años, las y los mejores instrumentistas menores de 17 años acuden al llamado para integrarse a la Orquesta Sinfónica Infantil de México (OSIM) y demostrar que al tocar un instrumento no solo se crean sonidos, ritmos, compases y melodías, también se siembran experiencias y expectativas de vida, así como momentos entrañables y una hermandad que traspasa el tiempo, y que los marca de por vida.

Más de mil 600 instrumentistas, de 21 generaciones que han integrado a la OSIM, -el programa artístico del Sistema Nacional de Fomento Musical que más raíces y arraigo identitario ha sembrado- lo revelan en cada concierto, ciudad y estado donde esta orquesta de selección nacional se ha presentado que ha tejido miles de historias dentro del campamento de estudio, como en sus 31 giras nacionales de conciertos, marcando un antes y un después en la vida de sus integrantes

Los que han sido niñas o niñas OSIM recuerdan que sus recorridos por el país a bordo de un autobús, un avión y hasta un ferri vivieron los mejores momentos de su adolescencia con frases como “OSIM fue la experiencia que definió lo que quería hacer con mi vida; en OSIM aprendí mucho sobre el respeto y la tolerancia; OSIM me dio motivación cuando más lo necesitaba; lo aprendido en la OSIM lo sigo realizando en mi día a día; en OSIM viví dos semanas con desconocidos que terminaron siendo mi familia.

El Auditorio Nacional, la Sala Nezahualcóyotl, el Palacio de Bellas Artes y el Complejo Cultural Los Pinos, de la Ciudad de México; el Parque Fundidora, de Monterrey, Nuevo León; el Meyerson Symphony Center, de Texas, Estados Unidos; el Teatro Juárez, y el Teatro Bicentenario de Guanajuato; el Teatro Degollado, de Guadalajara, el Auditorio José María Morelos, de Morelia, Michoacán, entre otros recintos han constatado la magia de esta orquesta integrada por menores de 17 años, que seduce al público con sus interpretaciones de la Obertura de la Suite West Side Story, de Leonard Berstein;  la Sinfonía India, de Carlos Chávez; y Los pinos de Roma,  de Ottorino Respighi, que con su energía e inigualable forma de tocar y bailar al ritmo de los mejores mambos de Dámaso Pérez Prado.  

La OSIM en sus más de 22 años de trayectoria ha realizado más de 200 conciertos en todo México y 25 en escenarios internacionales. Cuando el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, hoy Secretaría de Cultura del Gobierno de México, encomendó su creación a Sergio Ramírez Cárdenas en 2001, dio vida a un entrañable proyecto que se convirtió en una gran cofradía que ha tocado el corazón no solo de sus integrantes, también de los maestros y colaboradores del SNFM, el de los padres de familia y la solidaridad de instituciones y de personas que han colaborado como tutores.

CBMR